martes, 17 de noviembre de 2009

La pianola de Carlitos

Narra la historia que Carlitos soñaba con una pianola... Los testimonios no nos dejan saber si sólo se trató de un ataque onírico o si realmente, como unos pocos sostienen, esa pianola alguna vez existió...

Lo cierto es que Carlitos disfrutaba su melodía. Cada noche, de la pieza aledaña a su suya, brotaban sonidos que hipnotizaban sus sentidos.

Felicidad y éxtasis era lo que sentía por la pionola: tal era su desesperación por deleitarse con sus acordes mágicos que procuraba dormir de día para gozar de la compañía de la pianola cuando caía el crepúsculo.

El extraño comportamiento de Carlitos y sus hábitos nocturnos llamaron la atención de sus vecinos. La mayoría lo acusaba de borracho y loco, y los más osados en tono burlesco lo llamaban "El Místico".

Carlitos no hablaba con nadie y se había ganado por esta causa la antipatía de todos. Era un hombre joven aunque su apariencia sugería una edad mucho mayor. La muerte de su padre, Don Jeremías Valderrama, había interrumpido su infancia y precipitado su vejez. "Ese muchacho estaba predistinado a la soledad" decía Eulogía Rincón Borda, una compañera de escuela que solía visitarlo durante sus primeros días en "El viajero errado", la pensión que abergó a Carlitos por más de 15 años...

Carlitos más que taciturno era un ser pensativo, como si las ideas que rondaban su cabeza no le hubiesen dado tiempo para relacionarse con las personas. No obstante, la maldad jamás lo invadía, incluso acudía a misa regularmente y daba el diezmo como todo buen cristiano.

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