lunes, 2 de agosto de 2010

Cuernitos con vista al mar

La mirada perdida, el horizonte a sus espaldas... cómo olvidar esos cuernitos con vista al mar...

Era junio y hacía frío. Paseaba por esa blanca casa, atiborrada de obras de arte, al pie de la colina. De pronto, en el medio del recorrido, me extravié. Creo que sus intrincados pasillos me desorientaron; tal vez fueron esas escaleras serpenteantes las que me condujeron hacia él...

Detrás de un vidrio lo vi. El patio era su hogar; el viento, su consuelo. Recuerdo sus cuernitos perfectamente simétricos, pitagóricos, excelsos. Había interrumpido su paz, era un intruso en su terruño. No obstante, su rostro no infundía furia. Tuve ganas de abrazarlo pero me contuve. El enano de los cuernitos con vista al mar desapareció.

"He visto un enano de piedra", grité. Nadie me escuchó. Jamás me creyeron.

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